Resignificación de espacios y sus procesos.

Abstract

Mi recorrido como artista está impregnado de las vivencias de mi niñez, de mis primeros recuerdos bruscos y quizá, los que nunca olvidé. Mi familia estaba compuesta por mi hermano menor, José, mi mamá Faride y en ocasiones mi papá. Viví mi infancia en medio de la violencia intrafamiliar de parte de mi papá. La mayor parte de nuestras vidas hemos vivido en Los Chorros, un barrio al sur de Cali, una ladera de la comuna 18, un lugar estigmatizado por su geografía y sus dinámicas internas, las ofertas culturales son mínimas; en mi caso el contexto familiar y social de mi niñez no me permitió acceder a alternativas culturales o artísticas. En este barrio estudiamos mi hermano y yo hasta 2006; cuando él pasó a sexto grado, nos inscribieron al Colegio Santa librada, hasta ese momento no conocía mi ciudad; de esta época, recuerdo con mi hermano los trayectos en bus, de la casa al colegio; nos asombraba observar los muros con graffitis y consignas que hablaban de manera directa de un contexto social y político; me acuerdo que veíamos por todos lados dos consignas, una decía “Somos” y la otra decía “Sudacas”; verlas aparecer en diferentes lugares y estilos gráficos nos asombraba e inquietaba. Recuerdo que empezamos a escribir “Somos” intentando que quedara idéntico a lo que veíamos en las paredes de la calle; lo escribíamos en nuestros cuadernos, en cualquier pupitre del colegio, en el baño; alguna vez entre lxs dos, logramos escribirlo en un callejón de camino a casa, recuerdo que ni se veía de lejos. Este fue el primer acercamiento que mi hermano y yo tuvimos a la gráfica urbana, fue de mis primeros afectos con la calle, porque detonó algo en nosotros que significó mucho, nos despertó otras realidades.